Cómo tratar la artritis

El tratamiento de la artritis reumatoide incluye medidas generales (no medicamentosas) y tratamiento farmacológico.

MEDIDAS GENERALES
1. Evitar, en lo posible, una vida agitada, con gran actividad física o con estrés psíquico.
2. Evitar trabajos que requieran movimientos repetitivos, sobre todo de las manos.
3. En el trabajo doméstico, evitar hacer fuerza con las manos: no es bueno retorcer la ropa, abrir tapaderas de rosca, presionar con fuerza mangos de cubiertos.
4. Mantener una posición recta al sentarse y evitar permanecer con el cuello o la espalda doblados durante periodos prolongados.
5. Conviene dormir una media de 8-10 horas nocturnas, y viene bien una siesta de 30 minutos. El colchón debe ser duro y la almohada baja. No deben ponerse almohadas debajo de las rodillas.
6. Puede ser de utilidad comenzar el día con un baño de agua caliente, que contribuirá a disminuir la rigidez o el agarrotamiento matutino.
7. Conviene realizar ejercicio físico suave habitualmente. Por ejemplo, caminar, montar en bicicleta o nadar. Pero deben evitarse deportes de contacto físico y aquellos en los que sean frecuentes los saltos o choques.
8. El uso de un calzado adecuado es fundamental. Conviene un zapato elástico pero firme. Es mejor evitar los de plástico o material sintético. Es saludable llevar sujeto el talón, por lo que pueden ser recomendables zapatos de tipo botín con un refuerzo posterior. La puntera debe de ser ancha y el empeine lo suficientemente alto como para que no produzca rozaduras en los dedos.
9. No hay ninguna dieta que modifique el curso de la artritis reumatoide. Es obvio que la obesidad supone una carga adicional para las articulaciones de las caderas, de las rodillas y de los pies. Por este motivo es recomendable adelgazar o evitar el sobrepeso según los casos. La dieta típica mediterránea, rica en legumbres, ensalada, aceite de oliva y pescado, puede ser beneficiosa.
10. La actividad sexual puede verse parcialmente afectada por el deterioro articular. Es conveniente comunicar al médico este problema con el fin de buscar medidas adecuadas.

El tratamiento de la artritis reumatoide con fármacos incluye dos grupos:
1. Fármacos para aliviar el dolor y la inflamación a corto plazo. Son útiles para bajar la inflamación y sobrellevar el dolor del “día a día”, pero no sirven para modificar la evolución de la enfermedad a largo plazo. En este grupo están los llamados antiinflamatorios no esteroideos (AINE (enlace folleto AINE) y los glucocorticoides (Enlace folleto glucocorticoides).
En casos en que el paciente presenta una articulación inflamada, puede ser útil la administración de glucocorticoides locales mediante la realización de una infiltración dentro de la articulación.
2. Fármacos modificadores de la evolución de la enfermedad (FAME).
Estos medicamentos no sirven para tratar el dolor en un momento determinado, sino que actúan haciendo que la actividad de la enfermedad a largo plazo sea menor.
Pueden tardar en hacer efecto semanas e incluso meses. Existen distintos tratamientos
y no todos los enfermos responden igual al mismo medicamento, por lo que es habitual que el reumatólogo prescriba de forma secuencial varios hasta encontrar el que es más eficaz y mejor tolerado. En este grupo encontramos FAMEs convencionales como metotrexate, leflunomida,salazopirina, cloroquina, azatioprina y FAMEs biológicos como infliximab, adalimumab, etanercept, golimumab, certolizumab, abatacept, tocilizumab o rituximab. Todos estos fármacos requieren un seguimiento estrecho por parte del reumatólogo para comprobar que son eficaces y que no producen efectos secundarios.

La artritis reumatoide, hace años, cuando no se disponía de los tratamientos actuales tenía una evolución tórpida y frecuentemente producía deformidad de las articulaciones que invalidaban al paciente para realizar las actividades básicas del día a día.

Sin embargo, gracias a los fármacos de los que disponemos en la actualidad, se ha conseguido cambiar la historia natural de la enfermedad. Actualmente, los pacientes con artritis reumatoide suelen estar en remisión (sin inflamación) y pueden llevar una vida activa.

Ante cualquier duda, consulte con un especialista.

Servicio de Reumatología CPVS