Cáncer de Piel: el cuidado es la mejor opción

El Cáncer de Piel es el tipo más común de los cánceres en el ser humano. En los últimos 30 años más gente lo ha desarrollado.

Signos más habituales que hacen sospechar un cáncer de piel:

-Manchas inicialmente planas rosadas o rojizas, ásperas al tacto y que se vuelve cada vez más rugosas o escamosas. Se ven especialmente en la cara, en el dorso de las manos, en el labio inferior y en las orejas.
-Aparición de bultos en la piel que crecen en forma sostenida en el tiempo.
-Lastimaduras en la piel que no cicatrizan a pesar de un tratamiento correcto.
-Herida sangrante, costrosa, no provocada por un traumatismo previo.
-Un lunar que cambia de coloración, sus bordes se vuelven irregulares, es asimétrico y crece (generalmente de tamaño superior a 6 mm) o bien que pica o se inflama.

¿Cómo lo prevenimos?

La forma más eficaz para prevenir el Cáncer de Piel es la EDUCACIÓN: saber cómo, cuándo y cuánto exponernos al sol.

El Cáncer de Piel es curable en la mayoría de los casos, por eso es importante hacerse exámenes propios constantes y visitar al dermatólogo por lo menos 1 vez al año como medida de prevención.

El sol y la piel

Una de las causas más importantes del Cáncer de Piel es la exposición al sol sin protección, siendo la única prevenible.

Como el daño solar es acumulable, las exposiciones reiteradas e indiscriminadas tanto al sol como a las camas solares producen a largo plazo un envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y cáncer de piel.

Recomendaciones:
-Los menores de un año deben estar a la sombra con ropa liviana y sombrero, evitando el sol directo y tomando abundante cantidad de líquido para no deshidratarse.
-Evitar exponerse al sol entre las 10 y las 16 horas.
-Usar en forma habitual cremas protectoras solares que bloqueen radiación UVA y UVB, de calidad reconocida y cuyo factor de protección solar (FPS) sea mayor a 30.
-No olvidar la protección solar al realizar deportes.
-Aplicar en toda la piel 20 minutos antes de la exposición y renovarlo cada 2 horas con la piel seca o cada vez que uno sale del agua y se frota o se seca la zona.
-Usar una cantidad generosa sin olvidar sitios como: orejas, empeines, labios, cuello, "pelada" de los calvos y tórax.
-Cuidarse también los días nublados, ya que la radiación atraviesa las nubes.
-Observar lunares y manchas personalmente en forma periódica, con ayuda de espejos y de otra persona.
-No olvidar proteger palmas y plantas, región genital, cuero cabelludo, boca, el interior del ombligo, axilas, etc.

Si encontramos manchas nuevas o que se hayan modificado, no dudes en consultar a nuestro Servicio de Dermatología.