Cáncer infantil: No es prevenible, pero si puede ser detectado a tiempo

El 15 de febrero de cada año se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Cáncer Infantil. Instituido en Luxemburgo en el año 2001 por la Organización Internacional de Padres de Niños con Cáncer. La jornada tiene como objetivo recordar a los niños afectados por esta enfermedad, sensibilizar y concientizar a la comunidad respecto de la importancia de este problema y de la necesidad de un acceso rápido al diagnóstico y tratamiento adecuado.

El cáncer es una de las principales causas de mortalidad entre niños y adolescentes en todo el mundo. En nuestro país es la segunda causa de muerte por enfermedad en grupo entre los 5 -15 años, precedida por accidentes.

El cáncer infantil comprende numerosos tipos de tumores diferentes que se desarrollan en niños y adolescentes. Los tipos más comunes son la leucemia, el cáncer cerebral, el linfoma y los tumores sólidos como el neuroblastoma y el tumor de Wilms. En Argentina hay 12 – 14 casos de cáncer por 100.000 menores de 15 años. Se estiman 1.300-1.400 casos nuevos por año. Las leucemias representan el 38% de los casos, estimándose 470-570 casos nuevos por año.

A diferencia del cáncer en adultos, la inmensa mayoría de los cánceres en los niños no tiene una causa conocida. Muchos estudios han tratado de identificar las causas del cáncer infantil, pero son muy pocos los cánceres causados por factores ambientales o relacionados con el modo de vida en los niños. Las medidas de prevención del cáncer en los niños deben centrarse en los comportamientos que impedirán que desarrollen cánceres prevenibles cuando sean adultos. Los datos actuales indican que aproximadamente el 10% de los niños que padecen cáncer tienen una predisposición genética. Es necesario continuar investigando para identificar los factores que inciden en el desarrollo de cáncer en los niños.

Cuando el cáncer se detecta en una fase temprana, es más probable que responda a un tratamiento eficaz y aumenten las probabilidades de supervivencia, se reduzca el sufrimiento y el tratamiento resulte más económico y menos intensivo. Se puede mejorar significativamente la vida de los niños con cáncer si la enfermedad se detecta pronto y se evitan los retrasos en el tratamiento.

El cáncer infantil se asocia a diversos síntomas de alerta que pueden ser detectados por las familias y por profesionales sanitarios de atención primaria capacitados.